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viernes, 29 de abril de 2011

Un mensaje al feminismo radical


Por Paula Ballesteros

Organizaciones de corte feminista se dirigen a mi, reprochando que dedique atención a los casos de hombres inocentes, detenidos, esposados y conducidos a un calabozo del que salen para declarar ante un juez, que muchas veces por falta de pruebas que confirmen la denuncia, ponen libertad al detenido.

Estos hombres son tratados como delincuentes por una denuncia de la que ni siquiera se comprueba su autenticidad. Salen del calabozo incluidos en la lista de los maltratadores, con el juicio mediático de quienes le rodean, su vida se convierte en un infierno que les conduce en muchos casos al suicidio, en otros a sentirse durante toda su vida como personas desposeídas del derecho al honor, mientras su denunciante sale impune de la causa de su desgracia.

Me dedico a publicar casos de estos hombres maltratados por la justicia y una ley que promueve la denuncia falsa como medio de obtener privilegios que pagamos todos y su ex pareja con la libertad y la dignidad que pierden. Y porque un Ministerio de Igualdad excluye a los colectivos de hombres, niños y ancianos, convirtiéndose en el Ministerio  de Igual-Da.

Señoras feministas que defienden con tanto ímpetu la violencia en la mujer, les recuerdo que abogar por los injustamente maltratados no excluye a nadie y como compruebo que ustedes se dedican solo al sexo femenino, para intentar equilibrar la balanza, yo lo hago publicando sobre los hombres maltratados o niños.

El Defensor del Pueblo y el del Menor, tienen medios a los que yo no tengo acceso, sin embargo si puedo contribuir informando a la opinión pública que España no se ha convertido en un país en el que todos los hombres son maltratadores y las mujeres unas santas, víctimas de la maldad masculina. Recordar que los hijos sufren maltrato, incluso muerte, a manos de sus madres también.

Lo que no acabo de entender es que el mismo sector feminista, en el cual me incluyo, tenga en una de sus reclamaciones, que el hombre se incorpore y comparta las responsabilidades de los hijos y la casa, igual que la mujer lo ha hecho al mundo laboral, y niegue esa capacidad del hombre, cuando se trata de concederle igualdad en los derechos ante un divorcio.

Naturalmente en este sector radicalmente absurdo no me incluyo, por eso, por ser feminista para defender los derechos de la mujer en igualdad, incluidas las responsabilidades, dedico mi tiempo al sector que el feminismo radical ignora y condena de antemano, permitiendo que el machismo obsoleto, contra el que se luchado, se convierta en un feminismo enfermizo que divide a la sociedad en buenas y malas.

Sin más y creo que aclarada mi postura, me despido, haciéndoles llegar el único mensaje en el que firmemente creo: quiten la palabra Género de la Ley de Violencia y encaucen su defensa a las víctimas de ella en igualdad de condiciones para todos.

Condenen y pidan al sistema judicial que lo haga con aquellas capaces de denunciar falsamente, solo así creeré que la justicia no es partidista y que con el dolor y dignidad de las personas no se levanta el gran negocio del dolor.

Fuente: http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2076/un-mensaje-al-feminismo-radical

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