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viernes, 25 de marzo de 2011

El adúltero y la engañada: un ofensivo circo mediático.

 

José Luis Burgos Fernández

No seré yo quien intente demonizar a una, ya castigada, Princesa del Pueblo. Y que conste que me parece genial que a una persona sencilla, humilde, espejo fiel y representativo de una parte significativa de esta sociedad, se le de la oportunidad de participar en una televisión, en detrimento de clásicos y pedantes tertulianos que, lejos de ofrecer un discurso renovado y de interés ciudadano, poseen una gran habilidad para aburrir a la peña.

Tampoco seré yo quien obligue a abdicar a alguien de su trono, por ostentar un título del que no me siento representado y, sobre el que nadie me ha consultado democráticamente si deseo que exista. Allá cada cual con los líderes que elige para su causa, yo también formo parte del pueblo y puedo asegurar que mi princesa la elegí hace tiempo y la tengo en casa.

Con lo que sí me manifiesto en total desacuerdo, es con la falta de sensibilidad y respeto que tienen esta y otras cadenas televisivas, con respecto a las personas que sí tienen motivos reales y serios para sufrir y encontrarse desengañados.

Presentan anoche en Tele 5, tras finalizar la serie “Tierra de Lobos”, el inicio de un programa donde su presentadora y dos colaboradores del mismo, ocupan un primer plano de la pantalla para dirigirse a los oyentes y comunicarles, en un mensaje donde se declara poco menos que un “Duelo Nacional”, que España entera habla y siente el dolor de su Princesa. Todo ello con un discurso riguroso y solemne, similar al que se dedica cuando se habla de personas ilustres, o privilegiados nobles, donde se repiten las palabras del profundo dolor por el delicado momento que atraviesa la persona que idolatran, su Princesa.

Para más INRI, proyectan unas imágenes de la Princesa, mientras viajaba en la parte trasera de un coche conducido por chófer, en las que dirigía unas palabras a la cámara explicando lo dura y complicada que ha sido su vida, el sufrimiento por el que ha atravesado no es envidiable para nadie. Vuelven la presentadora del programa y sus dos colaboradores a enviarle su apoyo por el delicado momento en que se encuentra.

¿Dónde radica el problema? “Insisto, mi intención no es desacreditar a esta mujer, que hace muy bien en aprovechar la plataforma que le brinda una televisión y rentabilizarla de la mejor manera posible”. El problema es el mensaje mediático que utiliza este canal, para hacer un castillo de un problema que sufren miles y miles de mujeres y hombres en todo el mundo: el adulterio.

¿Saben los responsables y comunicadores de estos programas, que el peor daño que puede sufrir una mujer por parte de su pareja, no es la infidelidad sino el maltrato y el asesinato? ¿Saben que sufren más dolor las madres de Afganistán, que diariamente ven como sus hijos mueren en una guerra que ellas no desean? ¿Saben el dolor que sienten cientos de miles de familias en este país, no solo por haber perdido su empleo, sino porque les quitan las viviendas por no poder pagar su hipoteca y se les condena a una deuda vitalicia? …

Sí, naturalmente que lo saben, pero a ninguna de estas víctimas se le da la proyección mediática que dan a su Princesa, no lo merecen, porque no son rentables. A pesar de que con ello contribuirían a solucionar muchísimas de las injusticias que se comenten diariamente en esta sociedad.

Por supuesto que ese circo mediático es ofensivo para todas esas víctimas, especialmente irrespetuoso y ofensivo con los ciudadanos de este país que colaboramos en el aumento de sus audiencias y, que estamos sufriendo graves atropellos, que esas mismas televisiones importantes se niegan a denunciar. No existe ética profesional ni vergüenza humana para estas personas, que anteponen los beneficios económicos a la información veraz y a la justicia.

Su complicidad con los atracos e irregularidades que comenten sus clientes es total. Las millonarias sumas que ingresan de esos clientes, en concepto de publicidad, las amortizan éstos últimos por partida doble, ya que no solamente compran clientes para sus negocios, también compran el silencio de los medios que contratan.

De esa forma se puede robar con mayor tranquilidad y sin que ningún medio contribuya a revolucionar el gallinero. Esa práctica la conocen ya muy bien nuestros políticos y otros agentes sociales, ¿verdad que sí, Sres. Botín y resto de banqueros?

¡Compren, ciudadanos, compren…! Compren horas de televisión y una corona, que con ese dinero aliviarán el dolor de su Princesa. Elijan ustedes mismos si ponen esa corona sobre la cabeza de su Princesa, o la colocan sobre sus cajas el día mueran, porque las horas de ignorancia que hemos consumido a esas televisiones son cancerígenas, y serán las culpables de que el capital nos entierre.

Fuente: http://loestaspermitiendo.com/reflexiones/

 

Fuente vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=UCCX0EjRohQ&feature=player_embedded#

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Quien va a juzgar la mayor estafa de la historia?